El polémico gesto de Musk para celebrar la asunción de Trump que fue catalogado como "nazi"
El reciente anuncio de Donald Trump sobre llevar la bandera estadounidense a Marte generó entusiasmo, controversias y muchas preguntas sobre el futuro de la exploración espacial.
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Durante un acto de investidura en Washington, el empresario Elon Musk, dueño de SpaceX y próximo titular del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), mostró su apoyo eufórico, aunque un gesto de su parte, comparado en redes con el saludo nazi, desató una ola de repudio.
"¡Llevaremos a DOGE a Marte! ¿Se imaginan lo maravilloso que será que astronautas estadounidenses planten la bandera en otro planeta por primera vez? ¡Qué inspirador sería!", expresó Musk, reforzando su compromiso con la visión de Trump. Al cierre de su discurso, un gesto interpretado por algunos como reminiscente del "Heil Hitler" desvió el foco hacia una controversia inesperada.
Trump, fiel a su estilo, sorprendió al omitir referencias al programa Artemis, que busca utilizar la Luna como escalón hacia Marte, y se centró en un mensaje más directo: "Lanzaremos astronautas estadounidenses para plantar la bandera de las barras y estrellas en el planeta Marte". Esta declaración fue música para los oídos de Musk, quien en redes expresó: "Vamos directo a Marte. La Luna es una distracción".
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Sin embargo, el camino hacia este ambicioso objetivo es complejo. El programa Artemis, lanzado en el primer mandato de Trump, tiene un presupuesto de más de 90 mil millones de dólares y genera empleo en diversos estados. Un cambio abrupto en la estrategia podría encontrar resistencia en el Congreso, donde tanto demócratas como republicanos tienen intereses económicos vinculados al actual enfoque lunar.
Por su parte, la NASA continúa desarrollando su Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), un cohete diseñado para misiones a la Luna y, eventualmente, a Marte. Bajo la campaña Artemis, se planea llevar a la primera mujer, la primera persona negra y un astronauta internacional al satélite terrestre, lo que refuerza su relevancia tanto científica como simbólica.
La designación de Jared Isaacman, empresario y astronauta privado vinculado a SpaceX, como futuro jefe de la NASA, ha levantado sospechas sobre posibles conflictos de interés. Esto se suma a la creciente competencia internacional: mientras Estados Unidos debate su estrategia, China planea un alunizaje en el polo sur lunar para 2030, avivando tensiones en la carrera espacial.