Escándalo electoral en Rusia: muerte, represión a rebeldes y farsa
La Comisión Electoral Central de Rusia hizo públicos los primeros resultados, anunciando que Vladimir Putin obtuvo el 87,97% de los votos con el 24,4% de los recintos escrutados.
La contienda presidencial se desarrolló en un contexto de severa represión hacia la oposición política y la libertad de expresión, siendo la más intensa desde la era soviética. Solo tres candidatos simbólicos, ninguno de los cuales se opone a la guerra en Ucrania, compitieron contra Putin en su búsqueda de un quinto mandato.
Con esta elección cuestionable, Putin está listo para extender su mandato a casi un cuarto de siglo, después de una implacable represión contra la disidencia.
Las urnas estuvieron disponibles desde el viernes hasta el domingo en un ambiente estrechamente controlado, donde cualquier crítica pública hacia él o su política en Ucrania es reprimida.
El principal rival político de Putin, Alexei Navalny, murió en circunstancias dudosas el mes pasado en una prisión en el Ártico, mientras que otros críticos están encarcelados o en el exilio. Además de la falta de opciones para los votantes, la supervisión independiente de las elecciones fue sumamente limitada.
Los seguidores de Navalny instaron a los descontentos con Putin o la guerra a protestar acudiendo a las urnas al mediodía del domingo, lo que generó largas filas tanto en Rusia como en sus embajadas en todo el mundo. Esta protesta se denominó "Mediodía contra Putin" y se replicó en varias capitales.
Tras el anuncio de los resultados oficiales, el líder ucraniano Volodimir Zelensky comentó que Putin está "ebrio de poder" y quiere "reinar eternamente", agregando: "Es claro para cualquiera en el mundo que esta persona, como ha ocurrido con frecuencia en la historia, está ebria de poder y quiere gobernar eternamente. No hay maldad que no cometa para prolongar su poder personal".
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Con 71 años, Putin ejerció dos mandatos de cuatro años y dos de seis en Rusia, con un intervalo como primer ministro manteniendo su posición dominante en el país.
De cumplir otro mandato, superaría en tiempo en el poder a cualquier otro líder ruso desde Catalina la Grande en el siglo XVIII.