Salió a la luz quiénes fueron los culpables del atentado a las Torres Gemelas
Khalid Sheikh Mohammed, uno de los principales apuntados detrás del atentado del 11 de septiembre, se declaró culpable de la caída de las Torres Gemelas, junto con dos de sus cómplices, detenidos en la prisión militar estadounidense de la bahía de Guantánamo, en Cuba.
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Semejante información fue confirmada por el Pentágono, aunque no se proporcionaron mayores detalles sobre los acuerdos que se alcanzaron.
En ese sentido, un funcionario estadounidense, que prefirió mantener el anonimato, comentó que los acuerdos de culpabilidad muy probablemente incluyen declaraciones a cambio de retirar la pena de muerte de la mesa de negociaciones.
Cabe recordar, que los ataques del 11 de septiembre resultaron en la muerte de casi 3,000 personas y provocaron que Estados Unidos se embarcara en una guerra de dos décadas en Afganistán.
El cerebro detrás del ataque
Mohammed es el prisionero más conocido del centro de detención de Guantánamo, el cual fue creado en 2002 bajo la administración del entonces presidente George W. Bush. Esta prisión fue establecida para albergar a sospechosos de terrorismo extranjeros tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.
En su apogeo, Guantánamo llegó a tener hasta 800 reclusos, pero este número ha ido disminuyendo gradualmente.
Actualmente, quedan aproximadamente 30 reclusos, entre ellos Mohammed, acusado de ser el cerebro detrás del complot que involucró el secuestro de aviones comerciales para estrellarlos contra el World Trade Center en Nueva York y el Pentágono.
Interrogatorios bajo escrutinio
Los métodos de interrogación utilizados en Guantánamo han sido objeto de críticas y escrutinio. Un informe del Comité de Inteligencia del Senado de 2014 reveló el uso de técnicas de "interrogatorio mejoradas" por parte de la CIA, incluyendo el ahogamiento simulado. Según el informe, Mohammed fue sometido a esta técnica al menos 183 veces. Este tipo de prácticas ha sido fuertemente criticado por organizaciones de derechos humanos y ha generado un debate sobre la legalidad y moralidad de dichas técnicas.