Eduardo Feinmann sobre el coronavirus: "Estoy roto, pasé un momento horrible"

El periodista que ya se recupera de coronavirus en su domicilio, contó como fue su experiencia.

El periodista Eduardo Feinmann contó el mes pasado que había contraído coronavirus. Al principio solo se había aislado, ya que el cuadro parecía leve. Pero luego su salud empeoró y debió internarse. En una nota a Radio Rivadavia, el conductor narró los difíciles momentos que pasó durante su internación.

Consultado sobre cómo era su estado de salud, contó "Bien es una forma de decir. Roto, roto. Pasé un momento horrible en esa semana que estuve internado, completamente solo, tirado en una cama. Todavía estoy reponiéndome, con muchísimo dolor de cuerpo, me está matando el dolor de cintura. No tengo explicación para eso".

"Tuve la gran ayuda obviamente de los médicos, las enfermeras, el personal de salud por el que hay que sacarse el sombrero por el laburo que hacen, tanto en hospitales públicos como privados, que es impresionante. La atención era hora a hora, era una cosa muy impresionante", reflexionó.

Médicos y científicos alertan que la situación por la pandemia se agravará en los próximos días


Sobre sus días internado y los protocolos de la pandemia, su estadía en el sanatorio se hizo más compleja: "No pude ver a nadie, nadie, más que médicos, enfermeros y personal de salud, a quienes no les vi la cara. Es una enfermedad muy tremenda, porque ni siquiera le ves la cara al médico que te atiende. Están totalmente cubiertos, con trajes de astronauta, con máscara, con barbijo, anteojos. Apenas se les ve los ojos. Es muy impersonal todo, no hay contacto físico con una persona y cuando entran te ponés el barbijo para no contagiarlos. Es muy tremendo".

"Si uno no tuviera el apoyo que tuve yo de mi familia, de mi mujer Lu, no sé cómo hubiera pasado esto. La tenía a mi mujer del otro lado del teléfono y nada más. Una voz, la de ella, y nada más", sumó al relato.

Para cerrar, Eduardo expresó: "Además, la cabeza te juega en contra. Tener el oxígeno las 24 horas del día, tener un coso de plástico enchufado en la nariz, donde sabés que si no tenés eso no respirás. Es horrible. Más cuando vos fuiste el que comunicaste lo que pasaba durante meses. Entonces, de repente uno estar en la misma cama que uno relató que otros estuvieron en esas camas es muy fuerte".

Esta nota habla de: