Emprendedores: vecinos tomaron la iglesia del pueblo, pusieron una lencería y ahora un parripollo
Lo que sucede en la pequeña localidad de Juárez Celman, en Córdoba, es digno de no creer. La única iglesia del pueblo no funciona como tal y en su lugar hay un parripollo. Por esto, las misas, comuniones, bautismos y clases de catequesis se celebran en una plaza.
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Todo comenzó en el año 2018 cuando 230 familias usurparon un gigantesco terreno, en el cual estaba incluida la iglesia católica de la zona. El Gobierno de Córdoba, junto con la iglesia, desalojaron a la mayoría de los grupos de personas, pero 74 grupos familiares no tenían a dónde ir a vivir.
Tras el paso de las topadoras, esas 74 familias se quedaron sin su techo y el gobierno logró reacomodar y darle vivienda a 49 de ellas, pero las restantes 25 continuaron viviendo dentro de la iglesia y, más precisamente, en el gran patio interno de la parroquia.
El cura de la iglesia accedió a que durante varios meses 25 familias vivieran dentro de la Capilla de la localidad. Con el correr del tiempo y tras intensas gestiones, la mayoría logró abandonar la iglesia salvo una familia puntual, que tomó el lugar como propio y decidió no irse jamás.
Pero lo más particular no es esto, sino lo que ocurrió una vez que solo quedaron ellos. Los sujetos pusieron candados en las puertas y fueron implementando varios negocios con el pasar de los meses. Primero, funcionó un kiosco. Luego, pusieron una lencería y como con la venta de ropa interior no les fue bien, decidieron en los últimos días instalar un parripollo.
La propia intendente de Estación Juárez Celman hizo la denuncia: "No hay más misas en esa parroquia y las clases de catequesis o las comuniones o bautismos se celebran en la plaza. Ellos viven ahí y festejan sus cumpleaños, alquilan inflables y prueban todo tipo de negocios", sostuvo Miryam Prunotto, máxima funcionaria de la localidad cordobesa.
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